IZQUIERDO VALLINA, JAIME
La ciudad es el lugar donde el hombre cultivó el pensamiento abstracto, donde nacieron la religión y la política. Desde su fundación hasta la Revolución Industrial mantuvo una relación simbiótica con el campo a través de un camino de ida y vuelta que unía las tierras de los campesinos con el mercado de abastos. Hoy esa relación está rota y se hace preciso recomponerla. La ciudad agropolitana es la que recupera, rehabilita y actualiza la relación de la ciudad con el campo a través de nuevos objetivos e innovadores instrumentos de gestión. Anterior a la ciudad, la aldea es una estructura protourbana histórica que utilizando su propia cultura creó el campo, alimentó a la humanidad durante milenios y desarrolló los conocimientos adecuados para conservar la naturaleza. La aldea cosmopolita es la que aprende a relacionarse con el resto del mundo y reivindica su función original y genuina de gestora y conservadora de la naturaleza, de la que fue apartada por la Revolución Industrial y por las teorías conservacionistas y productivistas por ella alentadas. Ambas, la ciudad agropolitana y la aldea cosmopolita, alumbradas en un tiempo necesariamente posindustrial, se reinventan en un contexto de nueva relación campo-ciudad para contribuir a paliar la crisis ecológica global y reintegrar al hombre en la biosfera.