El rugby ha subyugado a varias generaciones de jugadores y espectadores en puntos geográficos concretos esparcidos por los cinco continentes. Físico, emocional, tradicionalista, libre, contradictorio...los adjetivos que tratan de definirlo son muchos, pero todos inciden en la singularidad que representa en el panorama deportivo mundial.
La excepcionalidad del juego ha tenido desde sus orígenes apasionantes correlaciones en ámbitos como la política y la convivencia interracial, como se explica en las páginas de El tercer tiempo, el libro que Saga Editorial publica con la intención de dar a conocer al lector español la historia, las reglas, los equipos legendarios y las grandes figuras de ese deporte.
El rugby tiene un gran pasado tras de sí y un estimulante futuro por delante, una vez que ha sido capaz de actualizarse sin perder las esencias que representan facetas como ese "tercer tiempo" en el que los jugadores se reúnen para confraternizar una vez acabada la noble disputa por el balón oval en el terreno de juego.