TORRALBA, FRANCESC
El filósofo Francesc Torralba hace más de veinticinco años que corre todos los días. Ha participado en carreras de fondo, maratones y carreras populares, y aquí comparte con el lector sus vivencias y sensaciones más personales: cómo correr le proporciona momentos para estar solo y meditar, lo conecta con su propio cuerpo, le carga las pilas, lo vincula con la naturaleza y el entorno. A lo largo del libro Torralba profundiza en la importancia de esta práctica para articular su actividad diaria y su actitud vital, ya que ½correr es una perfecta metáfora de la vida+. - ½Correr es un ejercicio que me llena, que me hace sentir vivo, doblemente vivo, lleno de fuerza y de ganas de existir. La primera palabra que asocio al ejercicio de correr es liberación.+ - ½Corrí sobre la tierra seca y agrietada, y en un momento dado me detuve. No veía ninguna carretera, no veía ninguna casa, no oía nada, absolutamente nada, a excepción de mi respiración y el latido de mi corazón. Cuando me calmé totalmente, se hizo el silencio total. Una experiencia única que nunca más he vuelto a vivir.+ Una reflexión sobre las vivencias, los sentimientos y las sensaciones que aparecen mientras corres.
El filósofo Francesc Torralba hace más de veinticinco años que corre todos los días. Ha participado en carreras de fondo, maratones y carreras populares, y aquí comparte con el lector sus vivencias y sensaciones más personales: cómo correr le proporciona momentos para estar solo y meditar, lo conecta con su propio cuerpo, le carga las pilas, lo vincula con la naturaleza y el entorno. A lo largo del libro Torralba profundiza en la importancia de esta práctica para articular su actividad diaria y su actitud vital, ya que «correr es una perfecta metáfora de la vida». - «Correr es un ejercicio que me llena, que me hace sentir vivo, doblemente vivo, lleno de fuerza y de ganas de existir. La primera palabra que asocio al ejercicio de correr es liberación.» - «Corrí sobre la tierra seca y agrietada, y en un momento dado me detuve. No veía ninguna carretera, no veía ninguna casa, no oía nada, absolutamente nada, a excepción de mi respiración y el latido de mi corazón. Cuando me calmé totalmente, se hizo el silencio total. Una experiencia única que nunca más he vuelto a vivir.» Una reflexión sobre las vivencias, los sentimientos y las sensaciones que aparecen mientras corres.