Los turistas viajan a Bangkok por muchas razones: una cita amorosa, una operación de cambio de sexo, una estancia en un hotel de lujo o simplemente por el hecho de desaparecer unos cuantos días. Lawrence Osborne viajo; a Bangkok por la odontologia barata. Una vez allí descubrió que podía vivir con unos pocos dolares al día. Y decidió quedarse. Osborne es un flaneur; se pasea por las calles de la ciudad, por los canales de la parte vieja, merodea por los barrios olvidados, los templos derruidos y los bares y clubs de alterne para mostrarnos un lugar vivo, febril, donde una antigua mezcla de la practica budista y las nuevas costumbres sexuales ha terminado creando una versión de la modernidad que poco tiene que ver con Occidente.