JULLIEN, FRANÇOIS
+Es preciso que cada uno defienda la identidad cultural de su propio país?+Dónde se encuentra el punto óptimo entre la tolerancia y la integración, la aceptación de las diferencias y la reivindicaciónidentitaria?François Jullien, uno de los filósofos contemporáneos de más crédito del mundo, pone las herramientas de la filosofía al servicio de quienes quieran eludir las trampas del debate sobre la defensa de la identidad cultural, que atraviesa toda Europa.No debería hablarse de ½identidad+ -pues la cultura se mueve y se transforma-, sino más bien de recursos culturales, no exclusivos ni predicables, al alcance de cualquier persona, y que cada país debe no tanto proteger sino más bien explotar. Tal redefinición de conceptos permite evitar un falso debate que parece no tener salida.La crítica ha dicho...½Un opúsculo sabio y combativo dirigido a contener la deriva identitaria y resistir a la amenaza de la uniformización.+Le Monde½Jullien se enfrenta al desafío de definir la identidad cultural en este ensayo brillante.+Le Figaro½No hay identidad cultural: esta es la tesis refrescante de Jullien, con cuyo libro deberían hacerse todos los políticos.+Le Point½Un ensayo contundente que al fin eleva la discusión. Una reflexión intercultural fructífera y estimulante.+Le Temps½Jullien, uno de los raros intelectuales franceses leídos en todo el mundo, rompe su habitual discreción para entrar en un debate que sacude toda Europa. Una puesta a punto indispensable.+Le Magazine Littéraire½Breve y eficaz. Un ejercicio filosófico brillante.+Slate
¿Es preciso que cada uno defienda la identidad cultural de su propio país? ¿Dónde se encuentra el punto óptimo entre la tolerancia y la integración, la aceptación de las diferencias y la reivindicaciónidentitaria? François Jullien, uno de los filósofos contemporáneos de más crédito del mundo, pone las herramientas de la filosofía al servicio de quienes quieran eludir las trampas del debate sobre la defensa de la identidad cultural, que atraviesa toda Europa. No debería hablarse de «identidad» -pues la cultura se mueve y se transforma-, sino más bien de recursos culturales, no exclusivos ni predicables, al alcance de cualquier persona, y que cada país debe no tanto proteger sino más bien explotar. Tal redefinición de conceptos permite evitar un falso debate que parece no tener salida. La crítica ha dicho...
«Un opúsculo sabio y combativo dirigido a contener la deriva identitaria y resistir a la amenaza de la uniformización.»
Le Monde «Jullien se enfrenta al desafío de definir la identidad cultural en este ensayo brillante.»
Le Figaro «No hay identidad cultural: esta es la tesis refrescante de Jullien, con cuyo libro deberían hacerse todos los políticos.»
Le Point «Un ensayo contundente que al fin eleva la discusión. Una reflexión intercultural fructífera y estimulante.»
Le Temps «Jullien, uno de los raros intelectuales franceses leídos en todo el mundo, rompe su habitual discreción para entrar en un debate que sacude toda Europa. Una puesta a punto indispensable.»
Le Magazine Littéraire «Breve y eficaz. Un ejercicio filosófico brillante.»
Slate