ESPINO LÓPEZ, ANTONIO
Dentro de los estudios sobre la marina de guerra de España en los siglos de la Época Moderna, sin duda los años cubiertos por el reinado de Carlos II, 1665-1700, son los grandes desconocidos. Con esta monografía se ha pretendido subsanar dicho desconocimiento en la medida de lo posible.
La intención principal del autor, tras la exhumación de documentación de archivo hasta ahora muy poco o nada investigada, ha sido analizar las circunstancias por las cuales los esfuerzos de guerra de la Monarquía Hispánica, muy disminuidos a lo largo del siglo XVII, fueron incapaces de sacar de la profunda crisis que padecía a la marina de guerra. Para ello se han focalizado desvelos en entender mejor las dificultades para articular una respuesta firme, ya fuese por parte de la administración ya fuese por parte del sector privado tras firmar los pertinentes contratos con la primera, a la franca decadencia de España en el mar. Todo un lastre que, al no poder superar, la hundió aún más en el descrédito internacional. Así, merced a un análisis documental pormenorizado de los años del reinado del último de los Austria, Antonio Espino se ha centrado en señalar los planes anuales confeccionados por los Consejos de la Monarquía con respecto a la armada del Mar Océano o la escuadra de Flandes; los infructuosos intentos por volver a levantar la armada de Nápoles; los problemas derivados del mantenimiento, avituallamiento y municionamiento de la infantería de marina; las corruptelas en torno a las carenas de los buques, una fuente inagotable de escándalos, y la falta de respuesta firme de la Monarquía, etc. Todo ello con el trasfondo conocido de una decadencia económica galopante, pero, sobre todo, con una tremenda falla en las estructuras de administración y de gobierno de la España de finales del Seiscientos.
Por otro lado, el análisis no solo se ha centrado en las armadas que actuaban en las aguas europeas, sino que, y es una novedad importante, también se ha inquirido acerca de las armadas de Indias, tanto la de la Carrera como las que defendían las aguas del Caribe y el Pacífico, sin olvidar, ni mucho menos, el servicio de galeras, tanto la escuadra hispana como las italianas, súbditas directas (Nápoles, Sicilia, Cerdeña) o bien la que actuaba bajo contrato (Génova). Así, se ha podido escudriñar los entresijos de lo que se podría considerar una administración de la miseria, pues los pocos recursos existentes debían repartirse entre numerosas instancias, todas necesitadas.