SÁEZ ABAD, RUBÉN
Pocos acontecimientos militares han resultado tan trascendentales para la Historia de Aragón, como lo fue la batalla de Muret. A la muerte del rey Pedro II se le sumó la minoría de edad de su hijo y heredero, el infante Jaime, prisionero del enemigo. En último extremo, y gracias a la mediación del Papa, el infante Jaime sería devuelto a Aragón, para terminar siendo coronado rey. Pero, más allá de la pérdida del soberano, Muret marcó el comienzo de la dominación francesa sobre Occitania y el final de la expansión aragonesa por el Sur de Francia. A partir de entonces, la Corona de Aragón, de la mano de Jaime I, centró todos sus esfuerzos en continuar con la Reconquista del territorio peninsular. Al mismo tiempo, también comenzó a reorientar su política expansionista hacia el Mediterráneo, iniciando una carrera que ya no se detendría durante las centurias siguientes.