DÍAZ GARCÍA, JOSU
Rita seguía con esa confianza en sí misma que yo decía odiar para ocultar mi envidia. ¡Qué ganas tenía de que se le bajasen un poquito los humos!
Pero ya sabéis que hay que tener cuidado con lo que se desea y tal. Porque los humos se le bajaron, pero el susto que nos llevamos los demás# Que todo mal, vaya. Para variar.