COHN, NORMAN
La Edad Media vio surgir en sus márgenes una compleja red de herejías y movimientos que intentaban traspasar los límites de la ortodoxia religiosa. Basándose principalmente en las tradiciones judías y en la escatología cristiana (sobre todo en el Apocalipsis de san Juan), e impulsados por su dramática situación material y la decadencia que observaban a su alrededor, estos grupos de hombres y mujeres encontraron en el milenarismo una tabla de salvación desesperada. Pero el milenarismo no fue solo una orientación religiosa. Según sus presupuestos el reino de los mil años que seguiría al juicio final debía ser un paraíso en la tierra en el que todas las penalidades de los justos se verían recompensadas y en el que todas las diferencias sociales serían abolidas. La perspectiva, al llegar a las capas más desfavorecidas de la sociedad, dio lugar una y otra vez a movimientos revolucionarios que lucharon con armas materiales para crear el reino de dios en la tierra; un reino que sería precedido por la eliminación de los malvados y en el que el hombre sería devuelto a su condición primitiva, lo que implicaba la abolición de la propiedad privada y el establecimiento de una sociedad que hoy podríamos identificar claramente como comunista. Norman Cohn hizo un repaso profundo y concreto de todos estos movimientos de los pobres de la Edad Media en este famoso trabajo que desde su primera aparición en 1957 se convirtió en referencia insalvable para el estudio de este periodo. En sus páginas encontramos relatos pormenorizados de fenómenos tan fascinantes como las ½cruzadas de los pobres+, las procesiones de flagelantes, las teorías de Joachim de Fiore, los infatigables falsos profetas y mesías, la expansión de movimientos protoanarquistas tan cautivadores como la Hermandad del Libre Espíritu, la lucha de revolucionarios sociales como Thomas Müntzer o narraciones tan extraordinarias como la de la apoteosis anabaptista en la ciudad de Münster durante 1535. Arraigada vigorosamente en el inconsciente colectivo europeo, la influencia de la perspectiva milenarista puede rastrearse de forma clara y evidente, como muy bien demuestra el autor de este trabajo, en los movimientos comunistas, anarquistas y nacionalsocialistas del siglo XX, y muchas de sus propuestas sorprenden hoy en día por la absoluta modernidad de sus concepciones, cuya influencia, ya desde un punto de vista materialista, puede rastrearse en pensadores posteriores como Nietszche o Bataille y escritores como Sade, Artaud o Genet.
La Edad Media vio surgir en sus márgenes una compleja red de herejías y movimientos que intentaban traspasar los límites de la ortodoxia religiosa. Basándose principalmente en las tradiciones judías y en la escatología cristiana (sobre todo en el Apocalipsis de san Juan), e impulsados por su dramática situación material y la decadencia que observaban a su alrededor, estos grupos de hombres y mujeres encontraron en el milenarismo una tabla de salvación desesperada.
Pero el milenarismo no fue solo una orientación religiosa. Según sus presupuestos el reino de los mil años que seguiría al juicio final debía ser un paraíso en la tierra en el que todas las penalidades de los justos se verían recompensadas y en el que todas las diferencias sociales serían abolidas. La perspectiva, al llegar a las capas más desfavorecidas de la sociedad, dio lugar una y otra vez a movimientos revolucionarios que lucharon con armas materiales para crear el reino de dios en la tierra; un reino que sería precedido por la eliminación de los malvados y en el que el hombre sería devuelto a su condición primitiva, lo que implicaba la abolición de la propiedad privada y el establecimiento de una sociedad que hoy podríamos identificar claramente como comunista.
Norman Cohn hizo un repaso profundo y concreto de todos estos movimientos de los pobres de la Edad Media en este famoso trabajo que desde su primera aparición en 1957 se convirtió en referencia insalvable para el estudio de este periodo. En sus páginas encontramos relatos pormenorizados de fenómenos tan fascinantes como las «cruzadas de los pobres», las procesiones de flagelantes, las teorías de Joachim de Fiore, los infatigables falsos profetas y mesías, la expansión de movimientos protoanarquistas tan cautivadores como la Hermandad del Libre Espíritu, la lucha de revolucionarios sociales como Thomas Müntzer o narraciones tan extraordinarias como la de la apoteosis anabaptista en la ciudad de Münster durante 1535.
Arraigada vigorosamente en el inconsciente colectivo europeo, la influencia de la perspectiva milenarista puede rastrearse de forma clara y evidente, como muy bien demuestra el autor de este trabajo, en los movimientos comunistas, anarquistas y nacionalsocialistas del siglo XX, y muchas de sus propuestas sorprenden hoy en día por la absoluta modernidad de sus concepciones, cuya influencia, ya desde un punto de vista materialista, puede rastrearse en pensadores posteriores como Nietszche o Bataille y escritores como Sade, Artaud o Genet.