NAVAJAS, GONZALO
Comenzar de cero. Pedagogía de un exilio americano es un texto semi-ficcional, ubicado formal y conceptualmente entre la novela y la reconstrucción histórica, relatado por un yo parcialmente autobiográfico en torno al reto que significó vivir y ser educado en la España de mediados del siglo XX bajo un modelo cultural y educativo sin horizontes. La impactante trayectoria del narrador se interrelaciona con la de otros compañeros suyos de generación y pone al descubierto las estrategias de resistencia seguidas por el narrador para enfrentarse a un medio asfixiante y sórdido. La narración se concentra inicialmente en la adolescencia de la figura central, en su enfrentamiento con un medio cultural y humano traumatizante con el que no puede identificarse y transcurre fundamentalmente en Barcelona y sus inmediaciones. Luego sigue el movimiento incesante de ese personaje tras su marcha a los Estados Unidos para seguir su carrera universitaria en ese país. California, el sur de Estados Unidos y Nueva York son el foco central de referencia de su camino de ruptura y reconfiguración personales.
Esta es una obra documental, testimonial y crítica, de amplio ámbito internacional, que trasciende los principios y los procedimientos acostumbrados de la docu-ficción y el relato autobiográfico. Se mueve alternativamente entre ambos lados del Atlántico, de la mano de un narrador que halla en los riesgos y los descubrimientos que abre la experiencia del viaje el modo más efectivo para su terapia y superación personales. La Barcelona gris de los años cincuenta y sesenta, hosca y entrañable a la vez, es evocada melancólicamente desde la distancia y se combina con la visión íntima de otras grandes urbes como París, Nueva Orleans y Los Ángeles. Este relato se adentra en los secretos y los puntos oscuros del sustrato existencial de un personaje arquetípico que, entre la duda y la afirmación afectivas, va elaborando una pedagogía del exilio, que, desde James Joyce, Vladimir Nabokov y Luis Cernuda, ha definido la literatura y la cultura modernas. El exilio y la deslocalización propia de la globalización se presentan como una experiencia dolorosa e incluso amarga, pero también como una opción de desafío a un statu quo, en principio impenetrable, para prevalecer por encima de él y liberarse de su dominio. Separándose del momento actual de regresión hacia los localismos excluyentes, el libro se afirma en una apuesta renovadora por la vieja y persistente utopía de una humanidad empática y sin fronteras.